Fidel Castro colaboró directamente con líderes guerrilleros venezolanos como Douglas Bravo o Teodoro Pettkof.

Pareciera que este artículo está bautizado con una frase bastante explícita, que habría que husmear en los anales históricos, en ensayos de geopolítica mundial, un poco de guerra fría y algo más de Derecho internacional público, pero sinceramente este fue uno de los argumentos con los que le respondí a uno de esos especímenes ingenuos que dicen aborrecer al régimen que hoy secuestra al Estado venezolano, pero terminan defendiendo tres cosas inútiles y semánticas; el ¨socialismo verdadero¨, ¨la libre autodeterminación de los pueblos¨ y ¨la soberanía de Venezuela¨, esta triada, resulta ser una total pamplinada; porque defender el socialismo en cualquiera de sus presentaciones es como decir que Stalin era el malo y Trosky es candidato a ser santo de la iglesia ortodoxa rusa, a pesar de que ambos persiguieron cruelmente a los creyentes religiosos. Por otro lado resulta bastante soberbio defender esos famosos ¨derechos¨ (y si, los escribo con minúscula) que fueron los grandes responsables de la matanza en Ruanda por los años 80, y peor aún hablar de soberanía en Venezuela cuando aquí no se respeta ni los mecanismos formales para que Rusia instalara una base militar, contemplado en el art. 187 de la CRBV[1].

El punto central es que frente a las posibilidades de una intervención extranjera para solucionar esta crisis, surgen episodios comunicacionales tan tristes como estos; una lumbrera política (o eso aparenta ser) defiende con garras y dientes una soberanía que viene siendo vejada desde tiempos remotos y que esas pretensiones no son nuevas, y caigo en el asunto: Cuba, una de las perlas que alguna vez tuvo el Mar Caribe, un paraíso tropical que llegó a gozar de un texto constitucional modelo. Antes de la Firma de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el Ciudadano ya Cuba los contemplaba, y aún con la dictadura de Batista, la isla prospero económicamente, bueno ya todos sabemos qué paso cuando alguien peor que la peste bubónica piso La Habana y se apoderó del Estado de aquella isla. Este ¨Líder¨, mito y santo entre los apóstoles de la izquierda latinoamericana, que habla tanto de independencia, de la no injerencia, siempre tomó puntada larga para meter las narices donde no lo llamaban, cito casos como el desastre de Allende en Chile, la intervención cubana en los conflictos bélicos de África, la guerrilla boliviana y por supuesto la creación del movimiento guerrillero venezolano en la década de los 60.

Aquella era una Venezuela recién salida de un régimen militar que aún hoy genera controversia. Por un lado un arquitecto ambicioso, modernizador por el otro militarista, represivo y keynesiano que salió del poder en 1958. El hecho es que en pleno nacimiento del bipartidismo representativo, los más radicales seguidores de Marx fueron excluidos del sistema y se crearon siguiendo el ejemplo de Colombia, Perú y claro la gran Cuba, se aventuraron en la trifulca armada, en nombre de los proletarios venezolanos, que sin que ellos lo solicitaran se autonombraron sus defensores. Fueron tiempos duros que sin lugar a dudas (pese a todos los defectos que le cuelgan) enfrentó con una agilidad respetable y una entereza intachable, Rómulo Betancourt. La aventura guerrillera en Venezuela no le fue muy provechosa al castrismo, y este en un acto de publicidad, decidió enrumbar a una veintena de mercenarios hacia las costas de Machurucuto para ¨libertar a Venezuela de los cachorros del imperio¨, aquel infeliz episodio lógicamente termino con el deceso de aquellos personajes a manos de lo que era un componente militar decente, y en conmemoración de aquel acto de nacionalismo se erigió una placa a los soldados venezolanos caídos en defensa del suelo patrio. En 2008, gracias a los delirios de un caudillo, se removió la placa conmemorativa y se sustituyó por una que reconocía la ¨gesta anti-imperialista¨ de los bravos soldados cubano.

Resulta difícil contener la náuseas y escribir al mismo tiempo, y entonces qué soberanía defienden. ¿Acaso Castro respetó nuestra soberanía? ¿acaso los más de 20,000 efectivos cubanos que están en aduanas, identificación, ejercito, salud, educación les importa un pito nuestra soberanía? ¿acaso ellos pidieron permiso para desangrarnos? Señores las cosas como son, no vengan con discursos de soberanía cuando ni siquiera se preocuparon por el Esequibo, o por los problemas limítrofes con Colombia, o por la penetración de cuerpos guerrilleros en la frontera, así que eso de soberanía no tiene consonancia con lo que se vive.

Constantemente se observa como los grupos guerrilleros y paramilitares colombianos o mineros ilegales brasileños con la venia complaciente del régimen madurista ingresan sin ningún problema a suelo venezolano, además de ello, controlan estas zonas fronterizas a sus antojos, mi pregunta sería ¿Dónde se haya el respeto a la soberanía consagrados en los artículos 1, 2, 3, 4 y 5 de la Constitución? ¿acaso las narco-fuerzas armadas hacen su trabajo de defender el territorio nacional en zonas fronterizas, respetan el 328 de la Constitución? Una vez expuestos todos estos argumentos y realizadas estas preguntas, se le puede rebatir a cualquier argumento ¨nacionalista¨ y de falsa soberanía que defiende tanto los seguidores del régimen y de los grupos opositores que se oponen a la aprobación del 187, numeral 11.

Claro está que, este artículo se debe aprobar, pero tomando en cuenta los tiempos diplomáticos y las maniobras que estén contempladas dentro del Derecho Internacional, y creo que pese a los desánimos y un leve enfriamiento del escenario internacional. Las oportuna declaraciones del Presidente de Ecuador Lenin Moreno resultan bastante claras y apropiadas para las medidas a tomar, así que en resumidas cuentas los que crean que la intervención no es una opción, pues entonces propongan algo más coherente que no sean bailoterapias callejeras.


[1] Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

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